domingo, 12 de septiembre de 2010

Tomando la vereda en vez de la autopista

¿Qué es lo que más importa en esta vida? ¿A quién y a qué le entregamos la mayor parte de las horas del día? ¿En dónde están puestos nuestros sueños y aspiraciones? ¿En dónde y en qué gastamos nuestras energías, nuestro esfuerzo diario, nuestros pensamientos?

Pasamos años y años de nuestra vida estudiando, soñando con ser los mejores profesionistas en nuestra área, con lograr un alto puesto, con ganar un alto sueldo y poder viajar y tener la ropa de marca y una gran casa y tener un carro deportivo... ¿Cuánto tiempo hemos pasado preparando fiestas y eventos sociales? ¿cuánto tiempo educando con nuestro ejemplo a nuestros hijos a conformarse, a encajar con el ambiente? ¿Cuánto tiempo buscando satisfacción en placeres pasajeros? Y el tiempo se va, vivimos corriendo entre las demandas del trabajo, las juntas, la escuela de los niños, las múltiples clases por las tardes..

Y se van los días, se van los años y se va la vida... Y en el corazón creemos saber lo que importa, los que importan, pero creemos que siempre hay un mañana, que siempre habrá tiempo de hacer lo que creemos valorar... pero la inercia es tan fuerte y ¿cómo cambiar nuestro camino en la autopista que hemos recorrido por años, la gran avenida por la que viajamos con tantos otros, que hemos sudado construyendo, en la que hemos gastado nuestras fuerzas?

Hoy platiqué con ella por teléfono. Teníamos años de no hablar. Nos queremos, pero seguimos caminos diferentes... y lo veo tan claro. Toda una vida dedicada a la ciencia, una carrera impresionante, reconocimientos, descubrimientos, pasión por el conocimiento, pero la satisfacción de ellos no es suficiente. Ese anhelo de paz, de tiempo en familia, de vida llena y con sentido aún se encuentra en sus sueños para el futuro. Y los hijos pronto se irán y las canas llenan la cabeza y el pelo se cae y el río forjado que es torrente es difícil de parar.

Pero en el camino vemos pequeñas señales de desviaciones, de caminos alternos, tal vez son caminos de tierra, tal vez son pequeñas veredas, tal vez túneles oscuros que nos aterra tomar...  

Son caminos diferentes que nos obligan a cambiar de dirección... y parece un riesgo tonto, una locura.. Pero ¡oh que final! ¡que gozo completo, que alegría sin palabras nos espera! Una plenitud de vida que llena y no se puede contener, que sacia todos nuestros sueños y anhelos y los supera con una maravilla que ni siquiera podíamos imaginar... 


Si tan solo... si tan solo tuviéramos el valor de tomar el camino alterno.



Si tan solo pudiéramos ver las señales a veces sutiles, a veces de luces neón que nos marcan la nueva vereda.


Si tan solo pudiéramos poner un pié fuera de la autopista de la nada, de la prisa vacía, del materialismo que nos pierde y nos lanzáramos con Él en la aventura por la pequeña vereda...

Y la aventura en el camino sencillo no parece atractiva, ¿dónde están las comodidades de la autopista? Pero el aire fresco te inunda los sentidos, y el sol se filtra entre los árboles y oyes a los pájaros cantar y tus niños corren frente a tí y tienes tiempo de sentir la perfección del momento que pasa y que no puedes detener... y estás completo. Si, no hay duda, es aquí donde ERES. Es esto lo que buscabas sin poderlo definir, lo que anhelabas y no sabías como encontrar...



Danos valor Señor de ser diferentes, de tomar Tu camino y ser merecedores del gozo indescriptible de vivir en Ti.





Unidos en Sus manos,

Silvia
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