Una de las más recordadas aventuras fué cuando encontramos una babosa gigante (banana slug) y un caracol grande al mismo tiempo. Les preparamos un hábitat en una caja grande de plástico y con toda la información que pudimos encontrar por internet supimos como alimentarlas y cuidarlas por varias semanas. Aquí les pongo una página formidable de un amante de los banana slugs. ¡De pronto una mañana descubrimos que una de las dos había puesto huevos! y siguó poniendo más todo ese día. Contamos unos 100 huevitos. Por alguna razón creímos que los huevos eran de la babosa y no del caracol. El caracol parecía pasar todo el día dormido así que lo dejamos ir. Diez días después salieron los caracolitos de los huevos. ¡Eran caracoles y no babosas! Estábamos muy sorprendidas. Las cosititas eran de unos dos milímetros, una belleza. Pues bueno, esos días aprendimos muchas cosas: las partes de la babosa y el caracol (disfrutábamos ver el agujerito por donde respiran-pneumostomo- pues se abre y se cierra), la manera de reproducción, la alimentación y el cuidado. Fué toda una aventura y la experiencia maravillosa. Les escribiré mas sobre diarios de la Naturaleza en el próximo mensaje, citando a Karen Andreola y a Charlotte Mason.
Les presento a Slimy (así le puso Tete)
Aqui está preparada la casita
Estos son los apuntes de la sorprendida Tete después de que abrieron los huevos.