"Una mañana habiendo salido a caminar, me preocupaba y sufría pensando en qué podría hacer con mi niño de un año durante las horas de escuela. Sentía algo de despesperación al pensar en el otro bebé que estaba en camino. No veía fin a las dificultades e interrupciones ocasionadas por pequeñitos por varios años. Oraba y hacía planes al mismo tiempo: Podría esperar a que se durmiera el bebé para enseñar los temas del día; podría rotar a los niños mayores para que cuidaran al bebé lejos del cuarto de trabajo; podría traer un corralito, etc... y ninguna de las soluciones me parecía correcta, los bebes necesitan a sus mamás!
Mientras caminaba y pensaba, de pronto el Señor puso una idea en mi mente que cambió el giro de mis pensamientos por completo. "¡El bebé es la lección!" Yo creí que había estado tratando de enseñar matemáticas, pero en realidad lo que había estado enseñando día con día era cómo un adulto valora el precioso regalo de un niño. Mis hijos, mientras veían como manejaba la frustración del llanto de un bebé o como mantenía a otro chiquito contento con "sus" propias piezas mientras jugabamos un juego de matemáticas, estaban absorbiendo "la lección". Desgraciadamente, también les estaba enseñando ocasionalmente que el bebé interrumpía nuestro aprendizaje.
Cómo asemejarnos a Cristo es la lección más valiosa que un niño pueda aprender! La lección es aprendida una vez y otra vez; observando a una madre siendo paciente, manejando la frustración del hermanito con dulzura, insistiendo en lograr la meta diaria a pesar de múltiples interrupciones, valorando las necesidades de cada niño sin importar la molestia. Esta valiosa idea - como mamá trata al bebé es la verdadera lección- ha cambiado dramáticamente la manera en que veo nuestra educación en casa."
Le pido al Señor que todas encontremos paz al recordar que ha sido El quien nos ha traído hasta aquí. TODO lo que sucede en nuestro día a día es valioso en Sus ojos. Con Su ayuda podremos ver la lección que realmente importa.